martes, 6 de enero de 2009

Libros...

..."A partir de ese día nos vimos con menos frecuencia. Él era un socio del bufet, y solía toparme con el varias veces durante la jornada, pero no nos parábamos a conversar como antes. Pero si en aquel entonces usted me hubiera preguntado si nuestra relación había sufrido un cambio, probablemente le habría respondido que no. Fue algo imperceptible, esas cosas que ocurren y no reparas en ello hasta que un día te das cuenta de repente que todo ha cambiado. En el caso de Elliott, recuerdo perfectamente cuándo sucedió"...

"Ella sonrió desde el otro extremo de la habitación.
-¿Y te había enseñado algo?
-Sí- contesté-. Cásate con la primera chica de la que te enamoras. Ningún amor es tan maravilloso como el primero".

Descolgué el auricular para llamar a jennifer, empecé a marcar y luego colgué. Había estado dando vueltas al asunto todo el día. No sabía que decirle. Tan pronto estaba seguro de querer volver a verla, como no estaba seguro de nada. Había tardado años en olvidarme de ella. En ocasiones, sobre todo el primer año, me parecía que la vida ya no ofrecía ningún aliciente. A veces pensaba que lo único que me mantenía vivo era la certeza de que no viviría por siempre. Eso me procuraba cierto distanciamiento de mi persona, y me convertí por así decir, en un observados de mi propia desesperación. Al cabo de un tiempo el dolor desapareció, pero lo que había ocurrido me había cambiado para siempre. Comprendí y acepté lo que era, un permanente extraño, alguien que pasa a través de las vidas de los demás sin dejar huella".


D.W. Buffa, (El juicio).

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